Más muerte, más petróleo: paremos la guerra

Imatge

Joel Sans i Marçal Solé

Nota: Article publicat al diari En lucha el febrer de 2003. El recupero per commemorar els deu anys de la gran mobilizació del 15 de febrer contra la guerra.

Bush, y la Casa Blanca, están utilizando el miedo para mantener la cohesión tras su discurso belicista. Esta estrategia es la que sigue a la primera tarea: identificar al enemigo. Después de Osama Ben Laden, del que nadie parece haber cobrado la recompensa, el enemigo global está encarnado en Sadam Husein y en su posesión de armas de destrucción masiva.

EEUU y Gran Bretaña presentaron, hace meses, varios informes sobre la amenaza armamentística de Sadam. Estos informes sirvieron como instrumento de presión para que la ONU y su agencia especial de investigación, Unscom, revisara su trabajo y emprendiera una nueva misión de espionaje. La esperada negativa de Sadam para que los investigadores entraran a inspeccionar, no se cumplió, y con ello, las predicciones de Bush quedaron frustradas.
En 1994 la Unscom dio por finalizada la primera etapa del desarme iraquí. Se destruyeron los armamentos estratégicos y se eliminaron los medios materiales para su posible reconstrucción. La segunda fase, la encargada de poner en marcha los dispositivos para el sistema de verificaciones, y así impedir el rearme iraquí se desarrolló sin demasiados problemas. En 1998 el desarme de Irak era una realidad.
Scott Ritter, ex inspector de la ONU, afirmó en una entrevista que “entre 1994 y 1998 dispusimos de inspectores de monitorización que recorrieron la totalidad de la industria química, instalando detectores sensibles y cámaras y realizando inspecciones sin previo aviso. No encontramos ninguna prueba de que se hubiera conservado capacidad prohibida alguna, ni de que se hubiera recuperado.”
Como varios expertos han afirmado, si Irak tuviera armas de destrucción masiva no sería el próximo objetivo de Bush.

Se repite la guerra
El mes pasado se cumplieron doce años del inicio de la Guerra del Golfo. Con el actual desplazamiento de tropas estadounidenses a Oriente Medio, y la presión que mantiene EEUU sobre la ONU todo apunta a que la historia se volverá a repetir.
En 1990, después de la guerra que mantuvieron Irak y Irán, al gobierno de EEUU le preocupaba el poder que tenía Irak en la zona. En el momento que Sadam Husein se planteó invadir Kuwait, la embajadora estadounidense April Glaspie dio el visto bueno.
En agosto de 1990 Irak invadió Kuwait y de repente todo cambió. En una gran campaña mediática el antiguo aliado Sadam Husein pasó a ser el peor dictador del mundo.
El primer paso contra Irak fue el establecimiento, desde la ONU, de sanciones económicas para que se retirara de Kuwait. Después, en enero de 1991, se inició el bombardeo al país por parte de una coalición internacional liderada por Bush padre. Durante 42 días se produjeron 110.000 ataques aéreos, que arrojaron 950.000 proyectiles de uranio empobrecido, material radioactivo y tóxico. Se calcula que 200.000 personas murieron en los ataques. Los misiles “inteligentes” fallaron tres cuartas partes de los objetivos, como reconocieron generales de los ejércitos de EEUU y Gran Bretaña. Y tal como dijo Denis Halliday, ex coordinador del programa “Petróleo por alimentos” de la ONU en Irak, “los aliados destrozaron hospitales, escuelas, carreteras, puentes, ferrocarriles, aeropuertos, fábricas, el sistema hidráulico… Se fue mucho más lejos de los objetivos militares con la destrucción de la infraestructura civil del país”.
A finales de febrero, poco después de que se iniciaran los ataques terrestres, Irak se retiró de Kuwait y se firmó un alto al fuego con EEUU. De manera parecida a la actual, los apologistas de la intervención habían dicho que cuando terminase la guerra se crearía un gobierno de transición que llevaría a Irak hacia la democracia. Nada más lejos de la verdad. Si durante los ataques Bush había llamado a un levantamiento contra Sadam Husein, lo que sucedió es que ahora, los EEUU le permitieron afianzarse en el poder utilizándolo como punta de lanza para acabar con la resistencia de varios grupos que se levantaron en su contra.
El interés de EEUU era debilitar el poder militar y económico de Irak. Una vez conseguido, Sadam ya no era su principal problema.

Doce años de genocidio encubierto
Pese a que Irak ser retiró de Kuwait, el terrible bloqueo económico que diseñó la ONU entonces aún se mantiene. En un país como Irak, que antes de la Guerra del Golfo importaba el 70% de los alimentos, los efectos que vive la población ante el bloqueo son dramáticos.
A partir del diciembre de 1995 la ONU, impulsada por EEUU y Gran Bretaña, creó el programa llamado “petróleo por alimentos”. Con este programa se permite a Irak unas mínimas exportaciones de petróleo a cambio de una determinada cantidad de dinero. Desde su inicio y hasta el diciembre de 2000, el programa permitió ingresar 35.157 millones de dólares, pero existen varios problemas. Por un lado, la ONU obliga a Irak a que una tercera parte de este dinero se destine a pagar la “deuda de guerra”, una indemnización a varios países y multinacionales. Se calcula que Irak necesitará 125 años más para pagar toda la deuda. El Gobierno iraquí destina la mitad del dinero a productos humanitarios, pero los pedidos son vetados o retrasados en el Consejo de Seguridad de la ONU aduciendo “doble uso”, es decir, civil y militar. Con esta política se impide la entrada de incubadoras, jeringuillas, lápices (por su grafito), fertilizantes…
Al final, de los 35.157 millones ingresados, Irak sólo ha recibido en ayuda humanitaria unos 7.000 millones, cantidad diez veces menor de lo que importaba antes de la guerra en bienes y servicios sociales.
La mayor parte de efectos positivos del plan “Petróleo por alimentos” han sido para EEUU, Gran Bretaña y sus multinacionales, que se han embolsado una buena parte de la “deuda de guerra” y han tenido acceso a petróleo barato.
Los efectos del embargo económico son sangrientos. Según declaraciones de un ex responsable de la ONU, un millón de personas han muerto debido al bloqueo, cifra ante la que los crímenes de Sadam Husein parecen pequeños. Alrededor de 6.000 niños y niñas mueren cada mes, y el coste de una caloría alimenticia se ha multiplicado desde antes de la guerra por más de 500, por lo que el 27% de la gente sufre malnutrición crónica. La guerra y las sanciones han terminado con las infraestructuras, sólo un 44% de la población tiene acceso a agua potable y el 50% de la población activa está en paro.
Además del bloqueo económico, durante estos doce años la guerra ha continuado a baja intensidad. La aviación de EEUU y Gran Bretaña ha realizado 211.154 violaciones del espacio aéreo iraquí contrarias a la legalidad internacional, provocando 1.142 muertos civiles y 1.261 heridos. Estos datos no incluyen operaciones especiales como la llamada “Zorro del desierto” entre finales de 1998 y mediados de 2000, que le sirvió a Clinton como cortina de humo ante el proceso judicial que tenía abierto. En esta operación se lanzaron 400 toneladas de bombas y misiles contra Irak. En diciembre de 1999 oficiales de EEUU declararon que ya no les quedaba prácticamente nada para destruir.
La verdad es que la ONU, lejos de traer una solución para el pueblo iraquí, ha sido una herramienta muy útil para EEUU y Gran Bretaña, permitiéndoles encubrir y defender sus intereses económicos y estratégicos.

Otra vez… ¡No!
La nueva guerra que pretenden llevar a cabo contra Irak es tratada por los medios como un hecho inevitable. EEUU se ha dedicado a neutralizar los obstáculos diplomáticos.
En Europa, Francia, Alemania e incluso Gran Bretaña piden más tiempo y mayor confianza en las inspecciones. Lo hacen, al mismo tiempo que refuerzan su trabajo para no dejar a EEUU sólo ante el pastel.
Alemania y Francia tienen sus propios intereses en la zona. Francia, por ejemplo, mantiene desde hace décadas una sostenida relación económica con Irak. No es de extrañar que estos son los dos países que más vacilen a la hora de intervenir o no.
Su decisión final será el resultado de dos aspectos: de la convergencia y la presión internacional, y sobre todo, del rendimiento que puedan sacarle a la guerra. Si Francia y Alemania llegan a la conclusión de que su intervención en la zona les comportará mayores beneficios que las relaciones que mantienen hasta ahora con Irak, no tendrán ningún problema en romper con la diplomacia y los tratados.
Bush ha redoblado sus esfuerzos también para avivar al grupo de oposición iraquí.
La última reunión de los buitres de la oposición tuvo lugar en Londres hace unas semanas. Las diferencias entre los distintos grupos que conforman la oposición dificultan la repartición de poderes, en lo que Bush ha denominado fase de “Administración y democratización de Irak”.
Por esta razón, la Casa Blanca ha diseñado un futuro Gobierno compuesto por iraquíes del exterior y del interior, compaginado con el control militar de EEUU en la zona. Se trata del modelo Afganistán. La única diferencia, si es que en el fondo hay alguna, es que no será la ONU quién se encargará de la supervisión sino estrictamente EEUU. Ante la posibilidad de una emergente hostilidad árabe, Bush prevé una administración dirigida por comandantes de EEUU y por algún tipo de representante civil designado quizás por la ONU.
La obsesión de la Casa Blanca y las multinacionales norteamericanas está en la gestión del petróleo iraquí.
La hipocresía alcanza cuotas elevadísimas cuando se trata esta cuestión. Bush afirmó la necesidad de que el pueblo iraquí siguiera teniendo en sus manos el patrimonio. Tal afirmación va ligada a un plan de EEUU, que con la excusa de defender los campos de petróleo de la autodestrucción iraquí, pretende meterle mano a los pozos de reserva.
La administración Bush ya ha avisado de que la política del “petróleo por alimentos”, que por el momento permite a Irak vender petróleo a cambio de alimentos y medicinas, deberá ser modificado.
También se plantea la cuestión de quién deberá representar a Irak en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y la manera de bombear el petróleo en función de las necesidades de EEUU. Es probable que para hacer todo ello, EEUU prepare sus apisonadoras para planchar las leyes y los acuerdos que hasta la fecha contemplan limitaciones y restricciones.

Quién manda aquí
Cuando la guerra estalle, pueden darse varios escenarios posibles. Lo más seguro es que Bush reciba el apoyo de distintos países de la Unión Europea. Aquellos que no se sumen del todo al bombardeo serán los que no tienen mucho que jugarse en todo ello.
El objetivo inmediato de la guerra es el control del petróleo, pero los tentáculos del imperialismo llegan mucho más allá. Existe una pugna por el control de Oriente Medio. Redibujar el mapa se ha convertirlo en una carrera de fondo. De aquí los matices entre Europa y EEUU sobre la cuestión palestina, por ejemplo.
Hace unas semanas Blair organizó una pantomima para tratar las reivindicaciones nacionales del pueblo palestino. El cerco israelí impidió a Arafat desplazarse hasta Londres. Sharon lo encerró bajo la amenaza de tanques estadounidenses.
La guerra contra Irak no traerá la paz. Creará una mayor tensión entre los distintos intereses imperialistas. EEUU no sólo teme la competitividad económica de Europa. Tiene miedo de potencias como China, que han experimentado grandes transformaciones en estos últimos años y que pueden dificultarle la tarea de controlar el mundo.
EEUU fabrica guerras allí donde sus multinacionales sueñan construir sus sucursales. Las multinacionales europeas tampoco quieren perder tajada y sus Estados se apresuran a defenderlas bajo la excusa de los intereses nacionales y la seguridad.
Lo que pase en Irak puede tener efectos globales. Por esta razón es importante que cuando estalle la guerra también estalle nuestra rabia. La única receta para parar esta guerra es la de construir un movimiento de masas para llevar a cabo una oposición global.

¿Quién es el mayor terrorista?
La supuesta posesión de armas de destrucción masiva por parte de Irak es la excusa que utiliza EEUU para la guerra. Pero sin lugar a dudas el mayor peligro para la humanidad es el propio EEUU.
Actualmente este país posee 7.600 cabezas nucleares y 30.000 toneladas de armas químicas. Además, ha sido el único que ha utilizado la bomba atómica, devastando Hiroshima y Nagasaki. El gasto militar de EEUU durante 2001 fue de 396.000 millones de dólares. En cambio todos sus aliados juntos (miembros de la OTAN más Australia, Japón y Corea del Sur) suman 198.000. Frente a estos datos el gasto de 15.000 millones de dólares de Irak parece insignificante.
El Estado más peligroso en Oriente Próximo, y fiel aliado de EEUU, Israel, posee entre 150 y 200 cabezas nucleares, varias de las cuales están apuntando a cada una de las capitales de los países árabes. Desde su creación el Estado israelí ha invadido tres países y lleva más de 50 años aniquilando el pueblo palestino.

Veure tot el diari En lucha de febrer 2003 a: http://www.scribd.com/doc/125336778/Periodico-En-lucha-Numero-81-Primera-epoca-Febrero-2003

Quant a Reflexions

Reflexió: acció i efecte de reflectir o de reflectir-se
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